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Farajan


 

Serranía de Ronda


 

Faraján.


 

Sobre una suave colina, en un paisaje de profundos barrancos surcados por arroyos que desembocan en el Genal, se localiza el pequeño pueblo de Faraján, atractivo por su entorno natural y su casco antiguo


 


Faraján es uno de los pocos pueblos de la Serranía de Ronda que se sitúa casi en llano, sobre la cumbre de una suave colina.
 

La belleza de este pueblo y su entorno llamó la atención del escritor norteamericano E. Hemingway que lo definió como un cisne blanco sobre un estanque de esperanzas.

 

El pueblo cuenta con poco más de trescientos habitantes manteniendo en sus calles y casas el estilo tradicional de los pueblos andaluces. La localidad se organiza en ttorno a una plaza central cuadrada, en uno de cuyos angulos se sitúa la iglesia parroquial. Convergiendo con esta plaza se sitúan las calles principales del pueblo rodeadas de casas encaladas con balcones enrejados y abundante decoración floral.

 

La historia de este pueblo cuenta con muchas lagunas, siendo la única noticia palpable de su existencia durante la época árabe que le dieron el nombre de Farraján que significa lugar alegre y ameno.

 



 

El principal monumento de la localidad es la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario.

 

 

Número de habitantes: 301

Extensión del municipio: 20 km2

 

 

Las primeras noticias que se tienen sobre la ocupación de estas tierras, pertenecen a la época árabe, que le dieron su nombre Farrajan, que significa lugar ameno, alegre, deleitoso.
 
Estuvieron asentadas en él diversas tribus de origen magrebí que coexistieron pacíficamente con minorías judías y cristianas procedentes de los prisioneros hechos en campañas bélicas. Vivían en pequeñas alquerías como Albalaxtear, Chucar, Cenajen y Castillejo.
 
Tras la conquista de Ronda, las alquerías son abandonadas, agrupándose sus habitantes en Faraján que se constituye como Realengo perteneciente a Ronda.
 
En el siglo XVI, tras la expulsión de los moriscos, la zona queda prácticamente despoblada, repoblándose con familias cristianas.
 
En 1814, el rey Fernando VII le otorga Carta de Real Privilegio de Villa en premio a la constancia, lealtad y sacrificios soportados durante la Guerra de Independencia contra los Franceses y le permite usar como escudo las armas de la Corona Española con el emblema muy noble y fidelísima Villa de Farajén.

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 


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